From Kyoto with love

Hola queridos amigos (y no tan queridos). Hace ya varios días que estamos en Japón y podría hablaros de muchas cosas en las que el pueblo del sol naciente está más avanzado que nosotros: El tren bala, las videocámaras de superhostia, internet de alta velocidad, las pantallas gigantes, mi vecino totoro... pero voy a centrarme en el salto más grande que han dado: voy hablar (atención Javierito) de caca.

Como podéis observar en la foto (tomada hoy mismo en la cena) los wáteres aquí son dignos de un capítulo de star trek. Rumbo a lo desconocido señor Zulu.

En Japón está ya superado el momento celulosa en la que te pringas de mierda hasta que consigues limpiarte un poco y no parecer un recién nacido (es necesario recordar que Joe "el ansioso" y Curtis están ya un poco por delante de nosotros). Este moderno mecanismo está dotado de un chorro dirigible que te limpia confortablemente el ojete mientras pones el modo masaje y activas la calefacción anal. Una vez terminado enciendes el ambientador y pulsas el botón de evacuación. Una maravilla.

Ya se que España no es conocida precisamente por su gran desarrollo tecnológico. Nuestros grandes avances han sido ponerle un palo a un caramelo (chupa-chups) y clavarle un mango a un paño (la fregona). Pero joder, ¿por qué seguimos cagando como hace 2.000 años? ¿No podíamos haber dado un pasito hacia adelante, aunque fuera pequeño?

Ahí lo dejo, como tema de reflexión.

El próximo capítulo será un punto de unión entre todos los pueblos del planeta: beber como piojos hasta caerse de bruces. También los japoneses son pioneros en esto...