Curioso caso el que me ocurrió hoy en el trabajo.
Se me acerca un cliente y me pide una cafetera Tassima. Le pregunto un par de veces, ya que me parecía raro que alguien me hiciese esa petición, y sí había escuchado bien.
Miro en la base de datos si la habíamos tenido en tienda y nada.
Miro en nuestra página de internet y nada.
Conclusión para mis adentros: imposible que la haya comprado aquí.
Aún así le digo que me parecía raro que la hubiese comprado con "nosotros", en ningún caso le niego, pero vaya... 1+1. Intentando ayudar y que se diese cuenta que tendría que ir a otro sitio a por ella.
El "tipo" lejos de decirme; pues estaré equivocado (iluso yo, algunos nunca se equivocan), me dice que incluso le está pareciendo mal que le diga que me parece raro. Que había visto el anuncio de nuestra oferta en una parada de bus y por eso la compró con nosotros. Que cómo "osamos" dudar de él. (lo de osamos es cosecha, para meter algo de chicha)
Le digo que si por algo se caracteriza mi empresa es porque no hace publicidad y él, don erre que erre. Ojalá, Paco tenía su guasa, vaya.
Llamo al responsable del departamento donde la tendría que haber cogido si fuese el caso y me ratifica que es imposible. No trabajamos con esa clase de producto ni con los proveedores en cuestión y que de ninguna manera. Que era imposible.
Como el cabreo del "tipo" iba en aumento porque no se apeaba de la burra, le dije que nosotros no teníamos en ese momento cafeteras y él todo mosca, que si le estábamos ofendiendo porque no tenía 70 años como para olvidarse de las cosas (toma ya!, si tienes una edad eres tonto).
Intentando razonar (él no fué capaz) que me parecía que había llevado aquello demasiado lejos y que la solución no era buscar quien se había equivocado, tragandome mi orgullo, le digo que diciendo que me parecía raro no pretendía ofenderlo, pero que si fué así, que le pedia disculpas (cuanta mierda tenemos que tragar los pobres) y que en ese momento no lo podemos ayudar porque no tenemos ninguna cafetera, a lo que me responde:
"Por ahí tenías que haber empezado"
Aquí mi cabreo era monumental, me dí cuenta que únicamente quería que le sirvieran en vez de que lo ayudaran, y me jodió bastante.
El ofendido tenía que ser yo, porque sé perfectamente la clase de producto que vendemos en mi lugar de trabajo. Pero realmente quien tiene un problema es él. Su problema: ser un IDIOTA.
Se despide diciendo que se va con mal sabor de boca.
Ejem!
Tanto gilipollas y tan pocas balas.